¿Me creerías si te digo que hay una terapia, accesible para todos, que mejora el desempeño mental? ¿Que también reduce tanto el estrés como la mortalidad, todo sin efectos secundarios o costos?
Probablemente pienses que estoy bromeando, pero esa terapia existe. Se llama interactuar con la naturaleza.
A lo largo de la historia, ha existido la noción de que un retorno a la naturaleza, o al menos un escape temporal, es beneficioso para nuestra salud. Como indudablemente lo has notado, la naturaleza ejerce una magia restauradora sobre nosotros. El aire libre despeja nuestras mentes, nos ayuda a pensar con más claridad, nos revitaliza y hasta nos alegra.
Algo más que una sensación
La ciencia moderna finalmente está corroborando esas intuiciones, que parecen ser tan antiguas como la humanidad misma. Los estudios han encontrado que las personas que viven cerca de «espacios verdes» como parques, jardines, lagos, ríos y bosques sufren menos enfermedades, angustia mental y hasta muerte que las que viven en selvas urbanas. La ciencia también revela que una “dosis de naturaleza” puede mejorar la capacidad de resolución de problemas y las habilidades cognitivas.
Una teoría postula que estar inmerso en la naturaleza permite que el centro de control del cerebro se desenrolle, descomprima y descanse. Otros expertos creen que la influencia positiva de la naturaleza está relacionada con la evolución. Los humanos pasamos millones de años viviendo en el medio natural, por lo que inconscientemente nos sentimos más cómodos allí. Es como un regreso a nuestro hogar original.
La terapia forestal
Estudios realizados en diferentes partes del mundo han encontrado que tomarse el tiempo para sumergirse en la naturaleza:
- Estimula las áreas del cerebro asociadas con la empatía y el altruismo
- Reduce la circulación al área asociada con pensamientos depresivos
- Reduce los niveles de cortisol y, por lo tanto, el estrés y la ansiedad
También existen beneficios socioeconómicos. Un estudio realizado por el Servicio Forestal de Corea descubrió que la terapia forestal reduce los costos médicos y beneficia las economías locales.
Muchos problemas de salud pública, como la depresión y la obesidad, están asociados con el pasar tiempo excesivo adentro. Por eso no es sorprendente que muchos proveedores de servicios de salud estén explorando la terapia forestal como posibles opciones de tratamiento de problemas médicos, de comportamiento, y también para promover el bienestar público.
Una nueva y prometedora frontera
Pacientes pediátricos a los que se les prescriben visitas a un bosque. Víctimas de acoso escolar. Reclusos con necesidad de aprender a controlar problemas de ira. Entrenamiento para mejorar la toma de decisiones de los ejecutivos. El tratamiento del alcoholismo. Todos son ejemplos de áreas en la que la terapia forestal podría ayudar.
Así que suelte su teléfono, salga y familiarícese con la naturaleza una vez más.
(Foto principal de Joshua Earle en Unsplash)