Las vacunas no causan el autismo

La semana pasada, en Real Time with Bill Maher (HBO), el primer invitado fue Jay Gordon, un pediatra envuelto en controversia debido a su punto de vista sobre la vacunación.  Maher no tiene miedo de presentar invitados que son controvertidos, antagónicos o incluso charlatanes, creyendo que las luces del estudio son como la luz solar – el mejor desinfectante.

El segmento enfatizó la posibilidad de que la vacuna triple contra el sarampión, las paperas y la rubéola cause el autismo en ciertos niños susceptibles. Fue una discusión sumamente irresponsable.


Cogito ergo sum

El argumento de Gordon (y Maher) se puede resumir así:

  1. Los agentes terapéuticos tienen efectos adversos.
  2. Las vacunas son agentes terapéuticos, por lo tanto,
  3. Las vacunas tienen efectos adversos y
  4. Uno de esos efectos podría ser el autismo, entonces
  5. Las vacunas pueden causar autismo.

Ese argumento ejemplifica la falacia lógica conocida como razonamiento circular.  Al igual que el famoso «Pienso luego existo» de Descartes, asume la misma conclusión que está tratando de demostrar.  Suena bien, pero tiene la consistencia lógica de una cebolla. Gordon asume que el autismo es un efecto secundario terapéutico, lo que no es. Entonces da un salto de fe, otra falacia lógica.  Su argumento es basura.

Maher exacerbó la situación al confundir la ausencia de conocimiento absoluto con la ausencia de CUALQUIER conocimiento confiable.


¿Qué es el autismo?

El autismo (o trastornos del espectro autista) es una condición que implica dificultad con la comunicación y el comportamiento social.  Si bien su causa sigue siendo desconocida, los estudios han identificado factores de riesgo. La vacunación no está entre ellos.  De hecho, el 80% del riesgo puede atribuirse a genes heredados.


¿Las vacunas causan autismo?

No.


¿Entonces, por qué la gente piensa que las vacunas causan autismo?

La teoría se originó con un artículo desacreditado publicado en 1998.  Ese estudio sufrió de una metodología deficiente y conflictos de intereses.  Era el equivalente a que un médico notara que algunos pacientes con autismo usaban camisas azules y concluyera que las camisas azules causaban autismo.  Su autor finalmente perdió su licencia médica.

Pero el pánico causado por la publicación nunca ha sido mejorado por las investigaciones médicas.  Peor aún, ese pánico se ha convertido en una teoría conspirativa .

Hoy en día se desperdician demasiados recursos tratando de refutar tales tonterías.  La evidencia de que las vacunas no causan autismo era abrumadora incluso antes de que el estudio individual más grande hasta la fecha fuera publicado en marzo de 2019.

Dicho estudio, integralmente diseñado, concluyó que la vacunación no aumenta el riesgo de autismo, no lo desencadena en niños «susceptibles», ni está asociado con una mayor incidencia de diagnósticos después de la vacunación.


En resumidas cuentas

La medicina moderna aún no provee todas las respuestas que buscamos, pero tiene una para la pregunta de si las vacunas causan el autismo:

No lo hacen.

(Foto de Sara Kurfeß on Unsplash)

0